TESTIMONIO

“Hace dos años estaba con mi esposo viendo una película cuando empecé a sentirme mal, como si hubiera comido mucho y me faltara el aire, pero no le di importancia porque pensé que la comida me había hecho daño.

“Más tarde noté un dolor en el hombro y brazo derecho que subió al cuello y la mandíbula, pero no le tomé mucha importancia y decidí irme a dormir aunque no pude. A la mañana siguiente, como seguía sintiéndome mal, nos fuimos al hospital y luego de varios estudios detectaron que tenía un infarto al miocardio con elevación del segmento ST, que es un bloqueo en una arteria que transporta una gran cantidad de sangre al corazón. Nunca voy a olvidar la reacción del cardiólogo, solo dijo: ‘¡caramba!’ Ahora estoy agradecida con la vida de que se pudiera detectar a tiempo y evitar un infarto fulminante”.

Esther, 66 años