Islas nos abre su corazón tras la muerte años, primero con la diabetes y luego con le dije... ¡que era mi muj

afectó, porque las quimioterapias ya no se pudieron seguir por el COVID; eso nos retrasó todo, y cuando íbamos a continuar con el tratamiento, ya era muy tarde”.

-Entonces se complicó todo...

“Sí, pero ella echándole ganas; los últimos dos meses estuvo en el hospital y no había día que no luchara, fue un ejemplo para todos”.

“FUI CON UNA PSICÓLOGA Y UNA TANATÓLOGA; AUNQUE NUNCA SUPERARÉ ESTA PÉRDIDA, APRENDERÉ A VIVIR CON ELLA”

-¿Cómo te preparaste para el momento de que tu mamá ya no estuviera contigo?

“No fue fácil; lo primero fue estar lo más cerca de ella, y acudí con una psicóloga, luego con una tanatóloga. Fui conociendo cómo es un duelo y qué es lo que iba a ir pasando. Ahora me siento fuerte, preparada. Aunque nunca voy a superar esta pérdida, simplemente aprenderé a vivir con ella”.

“EN SU ÚLTIMO SUSPIRO, LE DIJE: ‘MAMI, TRANQUILA,

VOY A CUIDAR A MIS HERMANAS, DEJASTE 3 GUERRERAS Y, POR

FAVOR, YA VETE A DESCANSAR’”

-¿Te pudiste despedir de tu mamá?

“Sí, y fue toda una bendición, fue algo mágico porque pudimos estar mis dos hermanas, una tía y yo, abrazadas junto a ella en su último suspiro. Es un regalo de la vida que nunca voy a olvidar”.

-¿Qué le dijiste?

“Le dije: ‘mami, tranquila, voy a cuidar a mis hermanas, vamos a estar bien, dejaste a tres guerreras y, por favor, ya vete a descansar’, y fue algo muy bonito que me pudo escuchar”.

“NOS GUSTABA MUCHO VIAJAR JUNTAS, PERO NOS FALTÓ IR A BALI, INDONESIA, A DONDE ELLA QUERÍA VIAJAR; ESPERO PRONTO PODER IR Y SÉ QUE ME ACOMPAÑARÁ”

-¿Le pudiste decir todo lo que sentías por ella en vida?

“Claro, ella sabía que la amaba, que la admiraba, que era mi mujer maravilla, se lo dije infinidad de veces, que era mi persona favorita. Me quedo muy tranquila porque se fue sabiendo todo lo que siento por ella”.

-¿Les faltó cumplir algún sueño juntas?

“Sí. Nos gustaba viajar, tuve la fortuna de llevarla a muchos lugares, pero me faltó uno. Ella quería ir a Bali, Indonesia, por la película Comer, rezar y amar, entonces espero poder ir pronto, porque sé que me acompañará”.

“Un día después de su muerte, apareció un colibrí en mi casa, y siento que se me manifestó de esa manera”.

-¿Se te ha manifestado?

“Dirán que es una locura, pero en mi casa, en Puebla, siempre se aparecían colibríes y ella comentaba que era mi abuelito. Y justo un día después de que falleció, estábamos comiendo en el jardín y pasó un colibrí, se me hizo muy significativo. Creo en las señales y siento que

mujeres. Mi mamá trabajó por años en el Instituto Poblano de la Mujer y todo eso se aprende. Antes de saber que ella tenía cáncer, siempre he estado frente a todo lo que es contra la violencia hacia las mujeres, a favor de la equidad de género, y ahora más que nunca, para honrar a mi madre”.

-Entonces tienes una gran responsabilidad...

“Claro, si ya era una causa que teníamos presente, ahora con mucha más razón. Es

“Es bien importante hacer este tipo de campañas para invitar a la autoexploración y salvar muchas vidas con la detección temprana”.